Por la noche la lluvia mojaba nuestras toallas.
Aguaceros tormentosos- intensos, ruidosos- viento huracanado y sol «arrecho»,
buey, esto es noviembre en la Riviera: Una carretera que cruza de norte a sur, ciudades.
Todos seguidos, a un lado de la misma carretera, uno detrás del otro: la fila india de los «resorts»,
los propietarios de las playas, los reyes del mambo, los caciques de las tierras mayas.
Recién llegados,
te saludan como si te conocieran,
te reclaman cuando miras hacia el «otro lado»,
hacia dentro de la selva,
hacia donde se cuelgan los monos y se esconden los tejones.
El ocio y las actividades
que terminan con un atardecer en el «spa»,
con una borrachera delante de la CNN,
con las gafas de aumento para los peces de corales,
o el cubo y la pala
para los castillos de algas
y la colección de vasos de «cocteles»
enterrados entre tu ropa interior,
bajo tus hombros bronceados,
entre los granitos de arena blanca
entre tus dientes,
entre rocas que delimitan una piscina
dentro del mar
y los invitados a la boda
de una mujer llamada Rut.
Nosotras, las madres locas y hacendadas, dibujamos planes con palos junto a vosotros los músicos, soñadores despiertos, enfrente de lxs artesanxs que gozan con sus manos y ven el nido por encima de la selva, debajo del cielo cargado, abombado por el peso de la lluvia que todavía no ha caído, bendita, la que refresca y moja nuestras toallas en la noche.
Playas transparentes, verdes, azules y negras, palmeras agarradas a los acantilados e iguanas en ruinas, también…
peces que te besan las nalgas- que el culo suena grosero-buey,
y mucho «jale».
Una respuesta a “ESTO ES NOVIEMBRE EN CANCÚN”