Twee Rivieren_Part 2

Una mañanita

todas las criaturas vivas al unísono

clamaron al cielo, como una orquesta sinfónica que interpreta composiciones de Xenakis:

Algunos gritos de pura esperanza y otros de dolor.Y también de celos.

Pájaros piando, gacelas croando, jirafas en un trote desgarbado despavorido, bramando a las nubes.

Trompetas agudas entre cuerdas estiradas de violonchelo y notas rotas, gordas, terribles. Largas…

A partir de aquel día, las quejas pesadas de todos los árboles secos se suspendieron en un silencio vacío, y sus troncos cayeron hacia el magma. Apareció una luna llena que les iluminó las enjutas caras de La nada:

Ya no habría más descensos de nubes y sí unas terribles necesidades de agua.

Se avecinaban épocas de Sequía...

Twee Rivieren_Part2, en Lettera– Conservando las letras originales.

Así terminan los idilios, sin guiños de comprensión, ninguna.

Nos miramos, pobres. En silencio.

«Abuela,

aquélla de allá

-señalando-

no se parece a una tortuga?»

Ya no existía la caza en abundancia. Los elefantes fueron los primeros en emigrar, los hipopótamos y todos los Grandes Reyes de la Selva. Los primeros inmigrantes de la Tierra, mucho antes de los San de complexión bajita. Muchos de los Ñus les acompañaron, también los leones dependientes, los carroñeros.

El viento cada día fue erosionando la tierra, las rocas se fueron volando, todo se fue,

pulverizando, las mesetas comenzaron a disolverse en dunas de arena, frágiles y leves.

De arena roja, de granos cobrizos del color del fuego hermano, compañero, imprescindible

del Desierto del Kalahari.

A los árboles se les quemaron las ganas, aunque muchos renacieron con espinas agudas,

sus frutos se empequeñecieron, se avinagraron sus venas y dejaron de desprender aquel olor a manjar del trópico,

pero tú no te acuerdas.

Arrugados, sin poda por los animales salvajes, apenas alguna rama crecía con FE, hacia arriba.

Buscando la humedad, entre una maleza áspera, que la enmarañaba

Gozando del sol…

Continuará.

El terrat, to live in BCN

EL TERRAT

Estuvo muchos años despoblado, a la intemperie, bajo el terrible sol del mediodía en Agosto y las lluvias torrenciales de finales de Septiembre; viento, cagadas de gaviotas, qué sabemos de otras épocas en una casa que tiene más de 100 años y que sobrevivió a las terribles guerras entre Españoles y Catalanes, y viceversa…

¿Qué sabe ella sobre nosotros?, ¿qué susurran sus paredes cuando dormimos?

Ella vivió sola muchos años: sin ascensor, sin llaves del «terrat» y sin ganas de subir unos peldaños más de la cuenta.

No comenzaron a salir al aire libre hasta que las paredes se encogieron, con la llegada del primogénito, que es lo que suele pasar cuando la familia no para de crecer: de los cuatro inquilinos en adelante, los sesenta metros cuadrados que el notario tasó para la escritura de propiedad se volvieron muy relativos; un piso patera de los que anuncian en las noticias que desaloja la policía, pero pagando impuestos al Ayuntamiento.

Con la llegada de la crisis en el 2009 se convirtieron en tribu de ciudad, comenzaron a practicar con el fuego y las brasas para los cortes de carne en las reuniones con los amigos. Una época de sedentarismo mediterráneo, buen clima y playa, las cuatro estaciones del año. Echaron raíces profundas que dieron sus frutos entre un verano y la siguiente primavera, e hicieron un huerto, plantaron tomates, yerbabuena, limones, y trajeron cactus de las montañas, sembraron varias cosechas de marihuana y fueron llegando diferentes tipos de agaves a sus cabezas, para quedarse definitivamente.

NAJ