Un sábado cualquiera.
1.Despertar
Despertar con el sol, cuando se filtra por unas cortinas verdes
Permanecer con el clima encendido, desnudos entre unas sábanas viejas
Y encender el ventilador.
Disfrutar con los dibujos sombríos de las hojas puntiagudas de un pino
Entre pliegues, y quedarme un rato admirando, contemplando, respirando
Infinitamente.
Correr las cortinas a medias, hasta tapar los rayos directos
Teñir el dormitorio del color de una vegetación que brilla, y nos sonríe.
Regresar a un lecho terroso, tamaño familiar, donde un hombre desnudo
Erecto, descansa con las piernas abiertas, al lado de un bebe hermoso
Que abraza a sus dos perros.
Nadie nos espera.
Nada que hacer.
Permitir que mis ojos miel escapen a través de unos cristales cerrados
Se cuelen por los agujeros de las mosquiteras, hasta el jardín
Y bailen con el vaivén silencioso, y harmónico,de una brisa húmeda
De un puerto, en el Golfo de México.
Silbar entonces a la tela de araña, entre las bugambillas de la terraza
Visitar a mi vecina de enfrente y mecernos juntas en su hamaca gigante.
Abrazar el calor suave, latente, de una piel mojada que se eriza
Con cada repaso del ventilador, vibrar con el sabor de un glande abierto
Caminar de la mano sin apenas movernos, hacia la sed y el hambre del mediodía
Que llega sobre las 9:00 a.m, de un reloj en Europa.