
Llegamos a esta cueva
un poco huyendo, un poco del peligro
un poco por miedo y con miedo, nos encerramos.
Una cueva distinta a otras en el pasado
un poco más libre
y un poco también auto-impuesta
encontramos un hábitat donde mejorar
lejos de la guerra, internamente.
Un lugar seguro, pequeño
aburrido, sin demasiadas comodidades
ni distracciones.
Nos detiene, ahora.
Y porque lo hemos encontrado
y porque estamos a salvo
y también por el camino que hemos recorrido
damos las gracias. Profundamente
y en silencio.
La excitación del movimiento, el caminar
lo embriagador de los paisajes, los caminos
el gozo en la aventura: el reto.
El contacto con los bosques, íntimos
las nubes, las flores, los pastos, los ríos
íntimos
son puros anhelos:
Los apegos de los viajeros:
se desvanecen
se respiran
se transitan
se aplacan
