
Dícese de quien, siendo una persona, es propiedad de otras personas. Porque si es animal y pertenece a una persona, entonces es «mascota» o «animal de compañía».
- Not a slave.
(La compañía ¿de quién?…)
- ¡Vaya!
- Si, ¡vaya!
Porque hoy es sábado, día especial en el cosmos. El sol había llegado tras una noche larga, y un verano frío. «Red moon night» o «lluna vermella». Tras el velo de cenizas, tras la sombra, la luz. Lo predijeron muchos de nuestros antepasados. Sobrevivimos y lo celebramos. Y la madre y sus hijos siguen saludando al sol, entre risas. Los esclavos forman parte del pasado. Ya no hay personas que posean personas. Murieron en las guerras y sus fortunas se hundieron en el fondo del mar. Ni tráfico de personas, ni prisioneros a oscuras, ni cadenas a muros… Ni domingos.
Tenemos una Historia de genocidios, VERDAD. Y guardianes: rastreadores en masculino, como el lenguaje que estamos utilizando, una mención aparte al euskera, porque existe una HISTORIA donde los personajes son puros penes.
Pero NO es verdad, son también hijas. Chicos y chicas.
La madre se había preparado el café en una taza, sin reparar en el sexo de las cosas, como si éstas fueran neutras en nuestros pensamientos, y simplemente constataba que no había más papel higiénico. Pero sin tanta suerte, o sí, muchísima, habían llegado a una ciudad donde el comercio abre sus puertas, incansablemente. «Irresponsablemente», según la versión de algunas economistas menospreciadas por su propia cultura.
Ajenas a ella. Habitaban una meseta interior, dentro de una estructura económica «de mercado», «imperialista» según la llamaban algunos «Señores Masculinos», sin tapujos.
- ¿Los Señores de nuestra Historia?
- ¿Quiénes son?
Según,
temerariamente, los responsables de un trozo de nuestras conciencias, de un lado de nuestros cerebros, de la mitad de nuestras vidas. Y también los necios.
Yaan sí que era pura abundancia, de VERDAD. Y todo lo quería. Pronto experimentaría el renacer de su conciencia, y la madre, lo vería. Ojalá. La madre viviría eternamente para la misión que nació de la repetición, exhausta. Abonaría el terreno con las manos, la tierra para sus florecillas. Con los dedos, los bolígrafos, los cuadernos y los teclados… Como herramientas, en marcha!, junto a los Señores de la Historia, describirán un mundo de reiteraciones. Y una mosca «cojonera» revoloteará a sus espaldas.
Saben con exactitud la hora en que la luna de ayer, se iba a teñir… Cuándo se iba a cubrir con un velo negro, y también sabían que éramos nosotros, nuestra propia existencia. Los responsables.
- Qué Historia más buena. Y ¿cómo es eso?
- Son la pura verga!
- Sí…Yo ni sé.
Trataban de convencer con argumentos, de que no son tramposos, de que no son tan pequeños, de que son animales privilegiados de Dios, erguidos con títulos y leyes.
- Pero no aceptan mi desafío.
- Son un club selecto, con puertas y candados, algunos que sirven a intereses particulares…
La abundancia trepaba por sus caderas. Seguían saludando al sol, enérgicamente.
Ahora en plena ciudad, en aquellos tiempos extraordinarios donde no se veían a los libres por las calles. Sólo «free-goods» y moscas y lombrices, y arañas por los subsuelos. Estaban permitidos sólo los tamaños moderados y los so called «de compañía», «mascotas» (algunas nada tolerantes) con bozales, atadas a sus dueños. A partir de 10 kilos no podían viajar en los trenes de pasajeros.
Las madres aprisionaban por el cuello a sus hijos; les amarraban para no molestar a otras comadres que les maldecían si no recogían las cacas de los esclavos. Si, existían las demandas y las leyes entre los hombres, escritas por los hombres, y no pasaba nada, al compás de la banda sonora: Thats the way, i like it.
- ¿Porque es justo?.
- Porque es de acuerdo a Derecho.
He aquí la fotografía de nuestros tiempos; los que vivimos de la mano, por el camino. Cuestionando: ¿Away from slavery?
- ¿Lucharon contra nosotras?
- Lucharon sin nosotras.
- Algunas les recogimos y les asilamos.
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