¿Hacia dónde viajar?

Filomena en MD,

Invierno del 2020,
en medio de la ¿tercera ola?-
El mundo que conocemos se acaba, etc

Cuando no estoy aquí y ahora, soy una sombra, una mera proyección. Una abstracción de pensamientos, recuerdos, deseos y añoranza. Algo así. Una impostora que viaja a lugares imaginarios, a uno de aquellos espacios en el tiempo, pasados. Una calle, un paseo, un atardecer, la mar, el malecón, nuestro volcán, tu plática, una canción, nuestra amistad.

Cada uno de nuestros lugares en el cuerpo, todos ya de antaño: vino y anejadas alrededor de la mesa, en invierno, alrededor de la lumbre. Lugares que no han sucedido, ni sucederán afuera como sucedieron adentro. Lugares hermosos donde perdernos, eternamente. Ensoñaciones en el paraíso. Nuestros viajes por Nicaragua.

La ría, tu puerta abierta, un coctel con ron…

Y también busco lugares donde perderme sola, donde esconderme de la luz, donde encerrarme a oscuras, también disfruto con el negro, que es fascinante, sin duda seductor. Me deslizo en silencio por los pasillos a oscuras del trastero de mis padres. Siempre me aterró, pero enfrentándote a la muerte, te haces valiente y te construyes por dentro.

Apenas me proyecto hacia el futuro, allí me da mucho miedo viajar. Debe ser que me calan algunas predicciones catastrofistas de la ciencia occidental y no tengo en buena estima ni a mi propia comunidad, ni a mi misma.

Me gusta cuando regreso con la resaca a tu aliento.

Twee Rivieren_ Part 1

Cuentan que en el ORIGEN,

en el inicio de todo, los árboles gozaban de abundancia de hojas y flores, y daban frutos dulces y constantes, por manojos, desbocados.

Cubrían de sombra los hogares itinerantes del pueblo San, que vivía libre al amparo de la Naturaleza, a veces generosa. Cazadores antes que agricultores, pero cazadores justo lo necesario para la supervivencia, no eran días de ahorro, sino más bien de escasez, austeridad, pobreza. No había espacio para el futuro, familias cobijadas en tribus, entre leones negros, a lo largo y ancho de miles de kilómetros de tierra fértil, en África.

Pero eran días de pasión, épocas en que las nubes se agachaban con suavidad, cortesía y deleite, cuando los árboles se estiraban. Los jóvenes llegaban a medir hasta diez metros en busca de intimidad, cuando los encuentros atardecían, para consumar un idilio más antiguo que el de cualquier mujer con hombre, o viceversa, simio o pez, aquel amor que se contaban de abuelos a nietos, verbalmente, de padres a hijxs a lo largo de generaciones de narraciones frente a un fuego amigo.

Compañero, necesario, bajo las estrellas.

Tambores, mantas tejidas a mano por las mujeres, tierra en el cuerpo, arena roja, pinturas, tatuajes. Cerdos salvajes desangrándose para la cena, lentamente, luces de estrellas fugaces y grasas vertidas sobre las piedras, ramas partidas, ceniza y ladridos de perros. Aullidos. Todo se mezclaba para acompañar a la noche, y todo se aprovechaba. Todo el calor…

De aquellos roces constantes, de las idas y venidas en vertical, de la atmósfera, a las raíces de Nuestra Madre tierra, de su ternura- que se pensó, sería eterna- nacieron dos ríos:

Auob y Nossob, hermanos.

-¿De nubes embarazadas?, pregunté.

Sí. Así nos lo expresa el viento del desierto y algunas palabras olvidadas por sus antiguos moradores, en las tierras altas del río Orange. Hoy, con caudal insuficiente. Como en un torbellino, como en un mantra Khoisánida:

Frondosas orillas, caer en desgracia, antes de la llegada de los granjeros de color.

Las nubes caprichosas dejaron de ser fecundas (el desamor forma parte del amor, dirán los budistas). Y semejantes desavenencias comenzaron poco a poco, sin que haya una constancia: un aviso por telegrama, una queja histórica, una carta a Roma…que nos explique por qué se suceden determinadas cosas en la naturaleza de las cosas determinadas, a pesar de los Griegos y de la Filosofía. Simplemente, todo fue cambiando de color, y de textura

Y de vida.

No hubo pócimas en las farmacias, pero sí se sucedieron una serie de «pruebas», hubo sobornos a Dioses y Científicos, hubo música, bailes, alcohol, setas y ruegos. Algunos dentro de «Iglesias», otros en cuevas apartadas con cuernos de Ñu, por si acaso «Alguien» de entre todxs ellxs, con mayúscula, era en MAXIMO RESPONSABLE.

Cabezas de animales feroces, los brazos de los guerreros más fuertes. Sacrificios. Maneras ciegas para someter los caminos de las nubes a la voluntad de la clase dominante. Continuara!

Espacios sin tiempo

Check point Charlie, Soto del Real, 2020

Amaneceres y atardeceres. Fronteras. Aquís y ahoras eternos, infinitos. Largos y anchos y ausentes de una variable: el fucking tiempo.

Energía en su estado puro, son sólo palabras: Pure energy. Pura vibra. El flow. Coming from Nicaragua or coming from the South. From México lindo y querido, from the light of the SUN; or the moon light…also coming from the other side & coming from GOD.

Salud.

*Qué es?

A la hora de comer: bien. Tomates, aceite y sal, sopa de pollo con chile de árbol. Vitalidad. Cerquita del calor, de la inspiración, de la humedad, de cuidar helechos y beber batidos de plátano, en Canarias,

en la terraza, en la plaza, en un balcón. Encerrados.

Dónde no importa y con quién importa más.

Rodeados de escritura de papel (cuando la muerte venga a visitarme), en sus distintos aquís y ahoras, escuchando las músicas del mundo, tecleando en una máquina de escribir. En la iglesia, un domingo; porque hoy NO es sábado y PORQUE HOY ES SÁBADO

También es (* la salud) contradicción y resiliencia. Podemos esforzarnos por la coherencia, vanamente. Seguimos un propósito y nos perdemos por el camino, proseguimos el proceso, por ejemplo, una mañana de nubes, con luces y sombras. ¡Verdad? Una montaña encima de la Plaza, y de repente nuestras conciencias enfrente del interrogante-neón-rojo: significado. Facing our Big Questions, de subida. No respondemos, aparecen y desaparecen, como luces de Nadal. Con niebla en nuestras pupilas, nos desorientamos. Iluminamos nuestros rostros con caricias, y sonreímos.

Y de nuevo, a bajar. Más o menos así, años y años.

* La tristeza, es salud?

El laberinto, la frustración, nuestra esencia nómada, los caprichos de los cielos, cuáles dioses, cuántos universos. El tamaño microscópico de nuestro día a día, pero también la inmensidad de esta comunidad que somos, los seres humanos. De repente nos sentimos solos y sentimos miedo, unas cuantas veces a la semana, si incluimos ahora la variable del tiempo.

*Puede ser negra y oscura, la salud? Puede ser Lord Sith?- Digamos que éstas son las preguntas que me hago: que si somos un producto de la Tierra, vinculados a ella, básicamente orgánicos, que si somos los hijos de nuestros dioses inmortales. Y ¡para qué el tránsito por este planeta?

Digamos que me gustaría leer sobre las preguntas de los demás, y digamos que me decido por estudiar filosofía y compartir mis reflexiones con alguien. Para el goce, para el sexo, para rejuvenecer.

Cómo hacerlo cada día. El fucking tiempo.

¡Es para los demás que tiene sentido nuestra existencia?

Con cada sol, nuevas y viejas preguntas como nubes nos acompañan en la terraza, en Canarias y en el campo de Soto de Real. Luces y sombras, fronteras, cuestiones infinitas, que forman parte de la materia y de los asteroides.

No hay dudas?

Si forman parte también de nuestra perra Negra, pero no las podemos compartir con ella, como preguntas, hacen verdadera falta?-

Check point Charlie: La humildad. El entrenamiento. El challenge, las manos en el pecho *en esta ausencia de tiempo, te pregunto: es no encontrar las respuestas, lo que nos atormenta?

Qué es lo que te preguntas, sobre Salud.

Sudafrica_Sountrack

Playa de Durban

SUDAFRICA

Así dice aquel post que escribí sobre nuestro viaje al Continente Africano.

¿Verdad? Puede que me repita como cada historia del abuelo y no recuerde si exactamente fue así, me falta la mecedora: luego nos encontramos la foto de Durban, rebuscando entre las «CPUs», de regreso en Madrid.

¿Ya te lo habíamos contado? Otra vez lo perdíamos todo cuando nos robaron un disco duro externo que le habíamos dejado a un pana para repararlo, porque ya teníamos archivos dañados. Y recién comenzábamos el viaje y no teníamos dinero….En Barcelona se fraguaron las calamidades y los propo-sueños de flipados. Pero con todo lo que significaron aquellas pérdidas materiales: el trabajo, la casa, nuestras cosas de casa, ropa…cuadros, fotos, sonajeros. Otra vez era un renacer, porque fue en aquellos momentos cuando decidimos crear este blog, ¿verdad? por si todo se nos iba a la mierda, otra vez, pero conseguíamos conectarnos a internet, vía wifi…

y por si se nos olvida y nos creemos que no podemos mandarlo todo a la mierda, o irnos así no más, en otra crisis. Sí, como los mensajes en las botellas de cristal, en la mitad de un Océano, al futuro.

Otra crisis.

Pero no es verdad.

No sólo tenemos dos fotos de aquel viaje y un relato mecanografiado con mi antigua máquina de escribir; objetos «paletizados» entre otros objetos, abandonados o vendidos o destrozados en el Puerto de Veracruz, o a custodia de los Zetas, por decir algo…sino que tenemos la capacidad de crear, de imaginar y de soñar, a través de las letras, de las palabras que curan, y a través de los sonidos del amor. Y queremos compartirlo y proponer: os invitamos a disfrutar de nuestro viaje a Sudáfrica con los temas que nos quedaron, y además, en el primer post hay unos links sobre los Drakensberg, rutas entre monos que inspiraron mi relato.

Es un destino fascinante!. De verdad.

Ojalá podamos regresar mil veces!!!

Esto es un primer paso

CAMINAR Y ESCUCHAR

y vivir con lo puesto.

Porque hoy es sábado,

PORQUE HOY ES SABADO

Porque hoje é sábado…

Yo era un gran surfero, surfeando por el mar.

Pero después una ola gigante se abalanzó y me llevó hasta la orilla.

Me levanté, me tiré al agua, esta vez a buscar tesoros.

Después de coger todos los tesoros que había,

no encontré el camino para volver a casa.

¿No encontraste?

El camino para volver…

Le pregunté a todos los animales del mar, pero no me supieron decir cuál era

la salida.

No habían parado de moverse y, sin embargo, estaban encerradas.

Atrapadas por cuerdas terribles, ancladas a la madera de la tierra.

Como si el carcelero tuviera sus propios límites, expectativas, sus propias

formas y aristas. Y ellas hubieran sido devoradas por aquella mierda.

Y, sin poder hacer nada, quisieran escapar.

En cada una de las generaciones pasadas, una vez y otra, en cada repetición,

en cada brote verde, en cada rama, en cada sendero… Germinaba!, como por arte de

magia: el marinero.

El humano amante de la mar.

Tu abuela, tu bisabuela, tu tatarabuela, tu madre.

Todas murieron en la mar.